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lunes, 13 de septiembre de 2010

¿CUECES O ENRIQUECES?

       Existen, claramente, dos formas de entender la seducción. Una, centrada en los propios deseos, en la consecución de objetivos tangibles y mesurables (teléfonos, besos, citas, sexo, …); y otra, centrada en embellecer la vida de otra persona, disfrutando del proceso.

      Aprovechando el famoso eslogan publicitario, identificaré la primera con “cocer”, y la segunda con “enriquecer” haciendo una metáfora con la cocina.

      Cueces cuando tienes hambre y lo único que te importa es comer. Piensas todo el rato en tu necesidad: un plato para saciar tu apetito. Puedes usar diversas recetas: alguna de tu propia cosecha, o siguiendo los consejos de tu madre, tus amigos o un gurú de la cocina. Pero lo único que quieres es comer. Al final de la cocción, según la receta que utilices y tu pericia a la hora de llevarla a cabo, puedes tener diversos tipos de resultados:

      - Que la comida que has preparado sea una mierda que no hay quien se coma.

      - Que sea comestible pero no digna de recordar, e incluso que haya remordimientos por no haber elegido una comida mejor.

      - Que sea una comida tentadora, con una gran presentación, y un buen sabor al principio, pero que pronto se vuelve insípida y desilusionante.

      - Que sea una comida sabrosa pero muy perjudicial para la salud, con gran cantidad de grasas hidrogenadas, azúcar refinado y colorantes artificiales.

     Enriqueces cuando disfrutas del arte de cocinar. No te mueve el hambre ni las ansias de comer. Te mueve tu pasión por la cocina. Deseas preparar un suculento plato. Seleccionas los mejores ingredientes, los mezclas, los cocinas, les presentas de la manera adecuada. Compruebas como va la comida que estas preparando por si hay que añadir algún condimento más, incrementar la sal o la pimienta. A veces, te inspiras en recetas propias o ajenas, muchas veces improvisas, y sea cual sea el resultado, no te importa, no te afecta. Seguirás cocinando porque es algo que te apasiona.

      De este tipo de procedimiento de cocina, suelen salir los mejores platos, los que siempre tienen un hueco en nuestra memoria, de los que siempre queremos repetir, los que nos apasionan. Pero desde luego, no es un procedimiento perfecto, no puedes esperar que siempre que sigas este método obtengas esta clase de resultados, Pero ¿Qué importa? Eso no te hará dejar de disfrutar de tu pasión por la cocina.

      Todo esto aplicado a la seducción, creo que es de fácil comprensión.

     Cuando “cueces” sólo te preocupas por tus necesidades, en este caso, afectivas y/o sexuales. Puedes seguir un método u otro. Puedes hacerte amigo de una chica, ser comprensivo y cariñoso para tratar de que este comportamiento amable te lleve hasta su cama; o puedes dedicarte a alterar tu estado de ánimo a través de las drogas o el alcohol para sacar tu “yo oculto” más atrevido y divertido; o puedes tratar de aparentar ser quien no eres, alguien único, con una vida apasionante que en realidad no tienes; o puedes ser todo un reto y a la vez un auténtico cabrón que baja la autoestima de las mujeres y perjudica seriamente su salud emocional. En todos esos casos, estás cociendo, piensas en ti, sólo en ti. Si bien, no todos los casos son iguales. Todos conllevan no disfrutar del proceso, centrarse sólo en objetivos, y no aportar nada verdaderamente interesante y real a la chica que te tratas de ligar (o que incluso te ligas). Significa no amar a las mujeres.

      Cuando “enriqueces” no priman tus necesidades afectivas y/o sexuales porque tú tienes una vida rica. Tienes buenos amigos y amigas, recibes el afecto de los tuyos, hobbys que te apasionan, proyectos ambiciosos y un montón de cosas que quieres aprender. No estás atado a la necesidad. Emprendes una seducción por diversión, porque amas a las mujeres, te gusta sacar sus carcajadas, jugar con ellas, darlas emociones. Te gusta sacar lo mejor de ellas. Te da igual el resultado. Eres feliz haciendo lo que te gusta, divirtiéndote. A veces, un encuentro con una mujer te lleva más lejos. Surge el amor que puede durar unos minutos, horas, días, semanas, meses, años o toda una vida. Pero no estas ansioso de amor porque, para ti, el amor es algo deseable pero no necesario. Sigues divirtiéndote.

      Cuando “enriqueces” comprendes que la seducción no es el modo en el que te llevas a una chica del bar, el supermercado o la parada del autobus a la cama, sino el proceso en el que la chica y tu os aportáis elementos valiosos mutuamente. No es algo que tiene porque terminar con el primer contacto sexual, sino que es algo que debería continuar mientras prosiga vuestra relación (sea del tipo que sea).

     Cuando “enriqueces” percibes que los elementos valiosos aportados mutuamente no desaparecen con el fin de la relación (en el caso de que haya un fin), sino que son elementos duraderos que conllevan un aporte de autoestima, nuevos conocimientos y aficiones que hacen la vida más interesante y “plural”.

     Cuando “enriqueces” te das cuenta que es la única forma de seducción verdadera.

     Y tú ¿Cueces o enriqueces?

Guised

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